Cuando el tiempo pasa...parte II

La historia se repite....

Y así fue, pocos días después sus caminos volvieron a cruzarse y no precisamente por casualidad, si no porque así lo acordaron aquella misma noche en la que habían discutido fuertemente debajo de aquel gran árbol. Luego de que ambos expresaron su deseo de no volver a verse, horas más tarde cada uno por su lado sentía la necesidad de llamar y disculparse por todo lo que se dijeron. Él mientras se dirigía hacia su casa pensaba en llamarla para decirle que sentía mucho todo lo que había pasado ya que el enojo que sentía estaba acabando y a demás porque se sentía culpable de lo que había sucedido pero se dijo a sí mismo – No, esta vez no seré yo quien dé el primer paso, tiene que aprender a respetar mi privacidad, yo nunca le he pedido su celular precisamente para que no ocurra este tipo de problemas. Así que siguió su camino y trato de no pensar más en lo ocurrido. Ella aún continuaba molesta por lo que ocurrió pero su molestia se hacía más pequeña al pensar que no volverían a verse más, pues ella lo amaba y el simple hecho de verse sin él la hacía sentirse muy mal pero también esperaba que fuera él quien la llamara para ofrecerle una disculpa.


Un celular empezó a sonar, pero al primer timbre dejo de hacerlo ya que precisamente eso era lo que estaba esperando – ¡Hola! Quien habla. y ella le respondió – Yo mi amor. Y así fue como empezaron una conversación de en la que ambos se dijeron lo mal que se sentían por lo que había ocurrido y fue así también como decidieron que dos días después volvieran a verse para terminar de arreglar las cosas quizás con una buena reconciliación, aunque posiblemente en su relación eso no era lo más indicado pues esta última escena parecía como que ya la habían vivido antes y parecía también que no seria la última vez…

Que bonito era.

Que bonito se sentía cuando la única preocupación era, qué iba a decir mamá cuando se diera cuenta que quebramos un plato o que no hicimos las planas de puntitos y quizás que la pelota se pincho y ya no podíamos jugar, esas eran nuestras únicas penas aunque el mundo se estuviera cayendo a nuestro alrededor, nuestros ojos solo podían ver las cosas buenas. Pero conforme fuimos creciendo también le hicimos espacio en nosotros a todo lo malo, cosas que fueron cambiando nuestro panorama y fue allí cuando ya empezamos a darnos cuenta que el mundo a nuestro alrededor se estaba cayendo y desde entonces jamás hemos podido encontrar en nosotros esa paz, esa sensación de que nada de lo que pase en nuestro entorno importa mas que solo el simple hecho de que estamos vivos y tenemos una oportunidad para sonreírle a la vida y disfrutarla. Por eso en días como hoy es bueno recordar que alguna vez en nuestro corazón solo hubo felicidad y proponernos que de ahora en adelante hay que ser mas niño y menos adulto y enseñarle a la vida que aún siendo adultos podemos guardar en nuestro corazón un espacio para ser felices y por qué no para ese niño que hemos dejado en el olvido. FELIZ DIA DEL NIÑO…